martes, 11 de febrero de 2014

Desde la seguridad de una anémona, un pez payaso contempla la vasta bahía que se extiende más allá de su hogar. Estos peces poseen una capa protectora de moco que les permite medrar allí donde otras especies no osan acercarse: los tentáculos de las anémonas segregan un veneno paralizante.


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