jueves, 28 de febrero de 2013

Océano Atlántico— Tras la belleza armónica de este banco de jureles negros, de casi diez metros de ancho, se esconde un objetivo: protegerse de los depredadores. El cardumen se deshizo y se formó de nuevo frente a las islas Azores, donde fue pasto de delfines, aves y tiburones.


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