viernes, 27 de junio de 2014
domingo, 22 de junio de 2014
Agradecimiento a los dioses En esta estela, Nabónido, vestido con el traje tradicional de los reyes babilonios y portando un cetro ceremonial, celebra el regreso de la abundancia tras una larga sequía. Ante él, el creciente lunar, símbolo del dios Sin; el planeta Venus, símbolo de la diosa Ishtar, y el disco solar, símbolo del dios Shamash. Museo Británico, Londres.
domingo, 15 de junio de 2014
Un telón de fondo que amortigua el sonido intensifica el eco de esta flor de zoroco fruticoso. A medida que las zonas vírgenes menguan y las plantas se quedan más aisladas, los murciélagos nectarívoros son cada vez más valiosos: algunos transportan el polen a distancias de 50 kilómetros en una sola noche.
lunes, 9 de junio de 2014
La llamada Costa Jurásica del condado inglés de Dorset exhibe frente al Canal de la Mancha su excepcional belleza geológica. En una franja de 153 kilómetros reparte sus tesoros, declarados Patrimonio Natural de la Humanidad. De este a oeste se pueden visitar los acantilados anaranjados de Orcombe Point, junto al pueblo marinero de Exmouth; la playa de Durdle Door, encajada entre paredes blancas y cubiertas de hierba –en la imagen–; y los bloques calizos de Old Harry Rocks, en Handfast Point. A partir del siglo XVIII crecieron localidades balneario como Lyme Regis, frecuentada por aristócratas y artistas como la escritora Jane Austen, quien la visitaba para sus curas de reposo y por las fiestas que luego describía en sus novelas.
domingo, 1 de junio de 2014
La alianza entre el mar y la tierra ha forjado en Noruega fiordos verticales en cuyas orillas se asientan pueblos de leyenda. Dicen que el Lysefjorden, «el fiordo de la luz», es uno de los más bellos. Sobre él se eleva la descomunal roca Preikestoles, conocida como el Púlpito, un balcón al abismo de sus 604 metros de altura que da la sensación de levitar sobre las aguas. La ciudad de Stavanger, con su barrio histórico de madera y un puerto lleno de tabernas, es una buena base para visitarlo. Desde allí zarpan los barcos que navegan hasta la roca; otra opción es seguir la carretera que serpentea por la costa y enlaza pueblos, cascadas y granjas medievales. De la base de la roca arranca una caminata de unas dos horas que sube hasta lo más alto del vertiginoso mirador.
En esta imagen, tomada cerca de la isla del Príncipe Eduardo, una foca de Groenlandia empuja a su cría, blanca como la nieve, a saltar del hielo y nadar. En una época de aguas cada vez más cálidas y hielos en retroceso, dos semanas de cuidados maternos no garantizan la supervivencia de un recién nacido en el golfo. Una vez que la madre ha partido, algunas crías se ahogan cuando el hielo, fino o inestable, cede bajo el peso de su cuerpo.
Confinada en una plataforma de hielo, una cría de foca de Groenlandia comienza a mudar su manto blanco dos semanas después del nacimiento, más o menos cuando su madre parte. La fotógrafa Jenifer Hayes documentó el vínculo afectivo entre cachorro y madre, un comportamiento rara vez fotografiado dentro del agua.
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