En esta imagen, tomada cerca de la isla del Príncipe Eduardo, una foca de Groenlandia empuja a su cría, blanca como la nieve, a saltar del hielo y nadar. En una época de aguas cada vez más cálidas y hielos en retroceso, dos semanas de cuidados maternos no garantizan la supervivencia de un recién nacido en el golfo. Una vez que la madre ha partido, algunas crías se ahogan cuando el hielo, fino o inestable, cede bajo el peso de su cuerpo.
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