El arqueólogo Guillermo de Anda desciende al cenote Holtún minutos antes del instante en que, el 19 de julio, el sol se sitúa justo sobre la vertical del lugar. Cuando eso ocurre –dos veces al año–, los rayos solares penetran en el agua verticalmente. De Anda cree que los antiguos mayas construyeron una estructura en la superficie que captaba los rayos solares y creaba el mismo efecto.
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