miércoles, 14 de agosto de 2013
Las gentes de Ur, Asiria y Babilonia llamaban a los zigurats «fundamentos del cielo y de la tierra» Para ellos eran una escalera que les permitía comunicarse con el mundo celestial de los dioses.No muy distintos de los rascacielos modernos o de las catedrales medievales, los zigurats de la antigua Mesopotamia dominaban la silueta de las grandes ciudades. Como focos visibles desde lejos de un país tan llano como el de los ríos Tigris y Éufrates, estas torres escalonadas representaban no sólo el poderío y el esplendor de la ciudad y su príncipe, sino también la eminencia y grandeza de su dios patrón. El nombre «zigurat»
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