martes, 2 de julio de 2013
El 2 de julio de 1778, hace 235 años, falleció Jean-Jacques Rousseau, músico y filósofo, uno de los principales escritores del siglo XVIII y uno de los pensadores universales por excelencia, cuyas ideas políticas influyeron en la Revolución Francesa, que estalló once años después de su muerte. Rousseau expiró a los 66 años de edad, según parece debido a un infarto cerebral, aunque las circunstancias de su muerte no están claras. El filósofo francés de origen suizo (Ginebra, 1712) hacía dos meses que se había instalado junto a su mujer en un pabellón de la mansión del marqués de Girardin, un admirador suyo, en Ermenonville, al nordeste de París. Rousseau pasaba los días meditando en una cabaña retirada, que aún se conserva, o recogiendo hierbas por los campos de los alrededores, ya que era muy aficionado a la botánica. Sus restos fueron enterrados bajo un monumento, en un islote poblado de álamos en mitad de un lago que circunda la mansión, aunque en 1794 fueron trasladados al Panteón de París, donde yacen junto a los de Voltaire, que fue coetáneo suyo. Los jardines de la mansión o castillo de Ermenonville actualmente forman parte del parque Jean-Jacques Rousseau.
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