Cruel, avaro y lujurioso Un cronista español de la época, López de Gómara, describía así a Barbarroja: «Era de buena disposición, si no engordara mucho; tenía las pestañas muy largas y perdió mucha vista. Ceceaba, sabía muchas lenguas y preciábase de hablar castellano [...]. Fue muy cruel, avariento sobremanera y muy lujurioso en dos maneras».
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