El bioquímico Pierre Henkart (en la barca) comprueba la turbidez del agua en Asquith Creek. El fitoplancton, alimentado en parte por los fertilizantes arrastrados por la escorrentía, ha transformado el arroyo en un caldo marrón y ha creado una zona muerta donde la escasez de oxígeno asfixia cualquier forma de vida. La zona muerta aparece cada verano, dice Henkart, que lleva siete años estudiándola.
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